Corte pal perro
Actualizado: 11 sept 2021
@SCJN estás pal perro.
Por Angélica Pérez del Valle

En un afán por sentirse “progre” y por seguir una tendencia ideologizada, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que por naturaleza debiera ser soberana y regirse por el sentido y significado de los DERECHOS HUMANOS verdaderos, esta semana declara por unanimidad (es que es de no creerse) constitucional el fabricado “derecho a decidir”.
¡No inventen! Eso no existe, es increíble cómo los ministros del poder judicial de nuestra nación pueden seguir y obedecer ideologías que poco o nada tiene que ver con el verdadero sentido del humanismo, sobre el cual están regidas nuestras leyes. Eso por un lado, y por el otro… Miren que no me gusta, poner emoticones en mis escritos porque lo considero una verdadera falta de respeto a la belleza de la expresión en nuestra lengua y lenguaje pero hoy sí amerita poner una imagen que,- habla más que mil palabras- y aquí sí se merecen la expresión de “es el colmo” o “válgame Dios” que tiene la muñequita con la mano en la frente:
La marea verde, la ola verde y las brujas del mar verde del oeste, que tanto hostigan a Dorothy y a Toto, (quien cachó la paradoja la cachó), que tanto proclaman y acusan al hombre, al machismo, denuncian la violencia, violaciones y abusos, celebran en aquelarre esta decisión, sin darse cuenta como diría Sor Juana que: “ Sois la ocasión de lo mismo que acusáis”. En completa inconsistencia, ¿o no? De la contradicción y la perversión que esta conlleva. Luchan por el mal llamado “derecho” que de derecho no tiene nada porque está muy chueco ¿eh? A matar a sus hijos e HIJAS en el vientre, esta es la realidad. Obviamente, este mal llamado derecho es un Eufemismo que, para quien no entienda de qué va esta palabra dominguera, equivale a como Ingrid Tapia lo define:
“Un eufemismo es cubrir de dorado una mierda, así aparentemente, ya no es mierda porque tiene polvo dorado encima ¿lo ven? Sigue siendo caca pero dorada, así ya no se ve tan fea”.
Habiendo definido los eufemismos: “derecho a decidir” y “la interrupción legal del embarazo” (ILE). Son en realidad: Abortar y tener un permiso jurídico para hacerlo sin consecuencias. Chavas, la consecuencia va a estar ahí, con o sin ley. Y no se me alebresten, soy la primera en considerar y pensar que tal vez muchas mujeres que hayan sufrido un aborto natural o provocado, se sientan aireadas por esta acre crítica, al mal uso del lenguaje, sin embargo, esto nunca se ha dejado de contemplar ni en la Constitución, ni en el ámbito social, ni en el área de salud mental y aquí si agárrense porque si yo digo que la mula es parda es porque tengo lo pelos en la mano:
He vivido en carne propia lo que es tener pérdidas gestacionales naturales, es decir abortos. Antes de que naciera el Pilliyo merodeador, perdí 6 bebés en 5 embarazos; uno de ellos de mellizos: El resultado es el mismo, te conviertes en una mamá con los brazos vacíos, con la esperanza rota, y lo peor es que vivimos, aunque no lo crean y se sientan súper progresistas, en una sociedad tan timorata que no podemos hablar de ello. Para cuando yo tuve estas experiencias me encontraba en una especie de depresión en donde no podía bajar de peso, no podía dormir y no me explicaba el por qué, hasta que gracias a mi profesión fui a entrevistar a Mari Carmen Alva fundadora de IRMA (Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia AC) www.irma.org y ahí me di cuenta de que lo que tenía no era depresión, locura o frustración tiene un nombre y se llama: síndrome post traumático, (antes se llamaba síndrome post aborto pero la OMS Organización Mundial de la Salud, quien sabe por qué ¿verdad? Decidió cambiarles el nombre) Ton´s, que lo que yo tenía era un síndrome que se le presenta a las personas que han vivido una experiencia sumamente traumática y dolorosa, se asemeja al trauma que viven personas después de un evento como la guerra. ¿La solución? Terapia enfocada a ello, a honrar y resignificar a ese hijito que no nació. ¿Por qué? Por que es eso, un hijo que no nació, una mujer que no pudo, o no supo abrazar la vida. Y como los niños chiquitos podríamos seguir preguntando y ¿por qué?
Porque tuvo miedo, porque tenía creencias limitantes, porque sus papás la iban a matar si se enteraban que estaba embarazada, porque no era el momento, porque su pareja la obligó, porque su anatomía no permitía que se implantara el bebé en su vientre, porque no tenía dinero, porque fue violada, porque el bebé venía mal, porque el bebé era de su amante, porque no quería estar ligada a un hombre que no era su pareja, porque estaba muy grande o muy chica, porque era el ojo azul de su papá y no le podía dar ese golpe, porque no era el momento, porque no había concluido sus estudios, porque, porque, porque.
Ante todas estas realidades yo no puedo, ni quiero juzgar a la mujer que aborta o abortó, lo que si sé es que tenemos que luchar por romper con los círculos de violencia, de todos y cada uno de estos porqués ya que pueden convertirse en razones poderosas y creencias expansivas de toda índole; si en nosotras, cabe la generosidad para dar cabida en nuestra historia personal: una crianza generosa, respetuosa y amorosa y si cambiamos nuestro discurso al amor, rompiendo con la violencia verbal, psicológica y física, buscando y encontrando sentido a nuestra vida. Esto se puede lograr acudiendo a las personas y agrupaciones que son expertas en ello, ya que romper con los círculos de violencia supone e implica más que “echarle ganas” y cambiarle los nombres a las leyes.
Creo firmemente en la cultura de la corresponsabilidad con el varón, creo y estoy segura de que si vamos abriendo y ventilando estas heridas de guerra, la infección puede quitarse.
Creo en un mundo en donde las políticas públicas puedan velar por las verdaderas necesidades de las mujeres de nuestro país que merecemos algo mucho mejor que una sentencia vendida y de muerte que obedece a intereses económicos inimaginables como lo es el aborto.
Creo y lucho por la igualdad en los derechos de las mujeres y los hombres, pido a nuestros gobernantes que piensen, y si no lo pueden hacer como se ha demostrado, pues entonces que simulen (que para es sí son buenos), que lo hacen, regresando a lo básico al origen al DERECHO (ese sí) primordial, que es inherente todas las personas, el DERECHO A LA VIDA.