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LA SALUD MENTAL EN EL TRABAJO NO SERÁ UN TABÚ



La depresión y la ansiedad le cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares en pérdida de productividad cada año, según la Organización Mundial de la Salud. Para los empleadores, es un verdadero problema de retención de colaboradores, y para los empleados, una necesidad cada vez mayor.


La conversación sobre salud mental es urgente, impulsada por una nueva generación. Sin embargo, sigue siendo incierta. “Hay un verdadero temor por parte de las grandes empresas de no estar preparadas para manejar esa conversación de una manera que sea segura para la empresa y segura para el empleado”, dice Aaron Harvey, fundador de Made of Millions Foundation.


Pero hablar de salud mental en el trabajo no es sencillo, implica cuestiones de privacidad, responsabilidad legal y discriminación. La psicóloga clínica Ellen Hendriksen recomienda que, por motivos legales, sólo el empleado sea quien comience la conversación. Y debido al estigma asociado, los empleados primero deberían tantear la cultura empresarial y decidir si compartir su experiencia implicaría un riesgo.




“Acérquense con la información y con un plan de adaptación razonable”, dice Hendriksen. “Es importante no presentar las dificultades de salud mental propias como un acertijo para que tu jefe resuelva”.


En cuanto a los gerentes, ellos pueden predicar con el ejemplo siendo abiertos sobre sus propias dificultades. Es fundamental crear una cultura de apoyo, con confidencialidad, un plan de adaptación y beneficios similares a los de la cobertura de salud física. “En lugar de actuar como protectores o jueces, les aconsejaría a los empleadores que actúen como líderes”, agrega la especialista.

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