Llévale tu Regalo
Por: Marisa Del Collado

En éstos días ya cercanos a festejar la navidad pensé en la opción de invitarte a re significar el regalo de la Venida de Jesús al mundo y de "avivarlo" por medio de una sencilla contemplación.
¿Qué tal si antes de realizar otra actividad navideña, preparas un regalo? Un regalo hecho de silencio y contemplación sobre el nacimiento de Cristo.
Valdría la pena dejar de pensar que sólo un santo es quien hace contemplación y obtiene algo del silencio. Hay muchos modos de contemplar, para mí es detenerme “clavádamente” a mirar algo, como quien mira a un recién nacido dormir, viendo los detalles con ternura y asombro.
¿Qué tal si como regalo llevas a Belén el fruto de la contemplación de algún pasaje, personaje, actitud o circunstancia que atrape tú atención? ¿Podrías pensar en alguna música de fondo que te acompañe para esa contemplación y pueda envolver el momento?
Pues bien, si lo hicieras, estoy segura que verás que todo recupera un lugar más justo en la lista de auto exigencias y frenesí decembrino. Tu corazón podrá estar en alegría y gratitud, una muestra de Dios habitando en él.

Ahora acompáñame a escuchar sobre un aspecto que yo elegí contemplar que fue el “Sí” de la Virgen María a Dios, ese consentimiento, esa aceptación que tuvo, lo que llaman “El Fiat de María”.
Mirar a detalle éste ángulo, abre una valiosa referencia para mí como mujer y como madre. Siento que María me enseña y me hace preguntarme cosas como éstas:
¿Pudiera Dios contar conmigo como contó con María? ¿En qué le permito contar conmigo?
¿Cuándo le menciono a alguien que cuenta conmigo lo condiciono o me reservo algo para dar?
¿Qué tendría qué hacer para tener un sí sostenido en mi vida que no vacile y se vea preso de la indecisión?
Si María supo pacientemente esperar treinta años para que Jesús se manifestara como ese hijo prometido de Dios ¿Yo podría ser más paciente con las cosas que deseo y no veo aún llegar? ¿Acaso no son ridículas mis impaciencias si las comparo con la paciencia de María en todo?
Miro el “sí y me admira que sea “sostenido y extendido” puede verse desde el pesebre, luego en la cruz y finalmente asumiendo una nueva maternidad con el apóstol Juan y con la humanidad entera.
Puedo contemplar que la espera de María no fue de nueve meses sino de años en los que coloreó su vida con la belleza de la fidelidad a Dios. Ella cimentó ese “sí”, le costó, no surgió mágica o improvisadamente en la noche donde era visitada por el arcángel Gabriel. Para obrar con la firmeza que lo hizo tuvo que haber empezado un entrenamiento desde temprana edad. María permitió dócilmente que en su corazón entrara la voz de Dios y gracias a ello pudo entender que el anuncio del ángel era mensaje de Dios.
Como otros lo hacen, aprecio la nobleza y la humildad de María y también discrepo un poco de las estampas que la pintan sin movimiento y como si su presencia fuera porcelana, cuando la realidad nos dice su incansable caminar haciéndolo incluso hasta nuestros días. Yo la veo tan fuerte! Hoy que lo veo pido a Dios una fuerza así. María está llena de amor!!; la contemplo caminando hacia su prima Isabel, hablando con José, dando a luz, emigrando a Egipto, corrigiendo y enseñando a Jesús, intercediendo por otros con su hijo, abrazando a Jesús inerte una vez descolgado de la cruz, después viviendo con aceptación y esperanza sus años póstumos a Jesús. Vuelve a leer estos verbos que puse en cursiva y verás que María nos habla mucho en nuestro campo de acción de mujeres y madres.
Me admira en María el grado de fortaleza interior y confianza en Dios para que ante tan impresionante anuncio del ángel, estando ya comprometida con José, haya logrado mantenerse de pie sin caer presa de la confusión, el miedo y la evasión. Aquí pienso lo mucho que María puede acompañar y proteger a todas aquellas mujeres que estando embarazadas se encuentran desprotegidas, solas y desesperadas, mujeres que erróneamente piensan que el aborto es la única salida a lo que las atemoriza.
En María, contemplo que Dios pregunta y otorga libertad. Dios insiste en recordarnos nuestra dignidad de hijos escogiendo a María, Dios reanuda su confianza en ella “La nueva Eva”. Si por la desobediencia de nuestros primeros padres entró la muerte al mundo, por la obediencia de María entró en el mundo El Salvador, El que da camino a la vida Eterna, Jesús es El Nuevo Adán, el que invita a la morada eterna de Dios.
María dijo sí y Dios bajó al mundo. En Jesús a Dios le pudimos oír y aproximarnos.
María dijo sí y con ello se aclara que Dios no es energía ni abstracción, dejó claro que Todo lo puede, desde encarnarse en una criatura suya hasta resucitar siendo hombre. Dios dejó claro que es una Persona que nos ama y a la que podemos amar, que es relacional.
Agradezco que el plan de Dios esté lleno de sabiduría y de una cautivadora belleza de lo grande expresada en lo pequeño y sencillo, agradezco que no haya tenido otra ocurrencia que pudiera llevar opulencia para presentarse al mundo, amo ver las representaciones del niño Dios naciendo en un humilde pesebre, protegido por María y San José, siendo esperado, visitado y adorado con regalos por tantos que se dejaron movilizar y guiar por la estrella de la Fe.
“Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo, venid y adorarlo”.
Por: Marisa Del Collado
Navidad 2021